domingo, 19 de febrero de 2012

Tardes de Mr. Choc


El eco de mis palabras se apagó lentamente. No se oía nada. Estábamos callados, llenando de silencio su habitación, cada uno pensando en lo que yo acababa de decir, supongo. No era un silencio incómodo, como cuando conoces a alguien con quien no tienes nada que hablar, o como cuando no te sientes a gusto con la otra persona. No. Era un silencio lleno de pensamientos callados, de sentimientos condenados al olvido y de tristezas incomprendidas.

Tumbado en su cama, con ella recostada sobre mí, sintiendo su mirada en mi cara y su respiración en mi pecho, me sentí la persona más indigna del mundo. Muchos me direis “¿Por qué ibas a sentirte así? Hiciste aquello porque ella se lo merecía. Además, no fue tan grave.”. Pero para mí si que lo fue. Significó romper una promesa, a sabiendas de que lo que encontraría haría de mi vida una caída libre al infierno los siguientes meses. Significó dejar de creer en algo mejor. Significó dejar caer la venda que me cegaba y ver las cosas como eran. Debería haber sido capaz de hacer algo al respecto antes de llegar a ese punto, de verlo venir, de salvar algo. No sé si me explico… veamos, se puede ser muy bueno jugando al póker, por ejemplo, pero por muy bueno que seas, si llevas una pareja miserable y el otro una escalera real, digamos que las apuestas no creo que vayan a tu favor.

Me di cuenta que llevábamos unos minutos en silencio, sin movernos siquiera, con Charlie Wilson mirando desde el ordenador, y yo mirando a la pared, con miedo del sentimiento que pensaba encontrar en esos ojos cálidos, con su iris marrón en forma de estrella y esas manchitas verdes entre las puntas invisibles a menos que estés lo suficientemente cerca. No quería ver miedo. No quería ver decepción. No quería ver compasión. Por eso me sentía tan mal en aquel momento. Porque sé que hice mal, y que no puedo arreglarlo, y porque aunque parezca una tontería, no lo fue. No podía mirarle a los ojos sin sentirme algo peor que peor.

Entonces sentí su mano en mi mejilla, suave, como las alas de una mariposa o el roce de una pluma. Diría que se me aceleró el pulso, pero no es así. Veréis, cuando estoy nervioso, el corazón no suele latirme más rápido, sino que me late más fuerte. Cerré los ojos, asustado por lo que no quería ver. Noté las puntas de su pelo sobre mi frente, haciendo una cortina que no dejaba pasar apenas luz. Entreabrí los ojos despacio, lentamente, como cuando sales una mañana de invierno y está todo tan tranquilo que cualquier sonido parece un grito. Estábamos tan cerca que veía como su camiseta se movía con cada uno de mis latidos. Estábamos tan cerca que, más que ver su sonrisa pícara, la intuía. Estábamos tan cerca que notaba su nariz rozando la mía. Entonces se inclinó, y sentí sus labios tanteando los míos, como cuando es la primera vez que bailas con alguien, con suavidad, tímidos. Soy de los que piensan que un beso de verdad solo se siente completamente cuando no hay nada a tu alrededor que te distraiga. Volví a cerrar los ojos y me dejé llevar por sus labios, por su mano en mi mejilla, por su pelo en mi frente y porque, entre tú y yo, ella me encanta.


Dedicado a Laura Fernández Cima aka Xocoa, por los buenos momentos que compartimos juntos, y por las tardes de comer Nocilla a cucharadas =)

5 comentarios:

L.S. dijo...

Debe ser la quinta vez que leo esta entrada, pero cada vez es distinta, cada vez toma una forma distinta, y capto más matices invisibles. Espero más actualizaciones pronto.

Haliax dijo...

Pues ahora mismo iba a subir otra más.... pero no se si subir todas a la vez una tras otra o ir dosificándolas :S consejos?

Unknown dijo...

Buenas, mejor súbelas de una en una para no desvelar toda la historia ;).

Me encanta, aunque espero no sentirme así algún día que espero que suceda pronto.

Haliax dijo...

Normalmente lo unico que tienen en comun las entradas es que las escribo yo xDD no me he planteado que fuesen una especie de historia, la verdad =)

Anónimo dijo...

"Qui si convien lasciare ogne sospetto; ogne viltà convien che qui sia morta" Dante Aliguieri.

“We sit silently and watch the world around us. This has taken a lifetime to learn. It seems only the old are able to sit next to one another and not say anything and still feel content. The young, brash and impatient, must always break the silence. It is a waste, for silence is pure. Silence is holy. It draws people together because only those who are comfortable with each other can sit without speaking. This is the great paradox.” Nicholas Sparks.

Love,
A.