Ánimo, te queda el último esfuerzo. En un mes estarás riéndote
por cómo estuviste tanto tiempo agobiándote por los exámenes. Sabrás que no era
para tanto, pero que era algo que había que aprender pasando por ello. Te veré sonreír
feliz mientras la luz pinta de destellos rojizos tu pelo, notaré tu mirada
furiosa cuando te tire trocitos de césped y oiré tu risa cuando saltes sobre mí
a intentar zurrarme. Vibrar con tu latido frente al mío. Un mes. ¿Qué es un mes?
Treinta días de apretar codos, de mentalizarse de ir a ganar, y de superación
personal. De estrés, de momentos de histeria y de querer tirar la toalla. De
ser egoísta, y de pensar en qué va a marcar tu futuro. A mí no me importa.
Quiero que llegues, que lo consigas. Porque cuando sepas la buena noticia,
cualquier mal rato se esfumará como humo en el viento. Quiero verte contenta,
sabiendo que todo el esfuerzo ha merecido la pena. Cero presión. Que si hace
falta no verte el tiempo que necesites, pues se hace. Y punto. Porque era yo
quien no creía en promesas, y ahora soy el que las hace y las pone sobre la
mesa. Porque no necesitamos un contrato, ni una firma. No hace falta nada de
eso. Ya sabes qué es lo único que hace falta. Porque esto no es lo normal, y lo
sabemos. Que no hace falta que te digan qué te ha pasado en Mayo. Quiero seguir
viendo azul y verde cuando nos despidamos sin vernos. Y rojo cuando estés
delante.
Y pase lo que acabe pasando, me va a dar igual. Voy a
cogerte en brazos cuando no puedas seguir caminando. Vas a conseguirlo, porque
esto no va a acabar en verano. Porque quiero seguir viéndote el año que viene
cuando salgas de la facultad, cuando vayamos a comer con el Maese, o cuando
simplemente tengas ganas de unos mimos y me mires para pedirlos. Y sí. Esto es
algo más que palabras.
PD: Muchísima suerte mañana!! ^^
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